"Formar público en un festival es formar comunidad"

Adriana López-Acosta

Para Iván Trujillo, director del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), orquestar un festival, con su gestión, programación de contenidos, invitados y continuidad para cada año, "es una tarea esquizofrénica".

Para armar el extenso programa del Festival Internacional Cervantino, Alicia Escobar, su directora de planeación, afirma que se puede llevar hasta tres años, y que, "si empezamos cuando termina el festival, ya vamos tarde".

Andrés Sánchez, promotor, afirma que es todo un desafío que, año con año, el Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino "no solamente sea pagar un boleto y ver a 50 bandas en un espacio, sino todo lo demás que implica: cine, con la inclusión de Ambulante; libros, con la carpa de libros Chema Arriola; Vive verde, en un intento de hacer sustentable el festival; el (tianguis cultural) del Chopo, y todo lo que haga al Vive Latino una experiencia irrepetible".

Los tres especialistas charlaron el viernes 31 de octubre por la tarde con estudiantes e integrantes de la comunidad universitaria sobre los retos y desafíos de gestionar un festival cultural en México, precisamente en el marco del 12 Festival Cultural Universitario del ITESO.

Experiencia, a prueba y error

Los tres festivales están consolidados, pero, afirmaron, no están exentos de cambios, malos ratos y casos de éxito sin precedentes, además de una evolución basada en la prueba y error.

Por ejemplo, con el crecimiento de su audiencia y diversificación de géneros, Vive Latino amplió su más reciente edición a cuatro días, lo que, cuenta Sánchez, decidieron no volver a repetir por el desgaste de los asistentes. Además, por sexta ocasión ha surtido efecto la inclusión de la Carpa Intolerante, en la que se presentan artistas emergentes y géneros distintos.

Desde su fundación en 1972 y hasta a la fecha, el Cervantino ha evolucionado en su programación y alcance; el primer año participaron 14 países, y ahora fueron 40; fueron 118 funciones en 1972 y ahora 738 funciones y actividades diversas, y de durar 30 días, ahora solo se extiende hasta 19.

"En el Cervantino surgen propuestas nuevas y distintas que se tienen que poner a prueba, evaluar y ver si funcionan o se modifican", dice Escobar.

El problema del FICG en sus inicios, en 1986, era que no había suficientes películas que proyectar; ahora, con su carácter internacional, las categorías se extienden a todo el mundo, y evolucionó de sólo ser muestra a incluir competencia, comentó Trujillo. Además, tiene convenios y participaciones con otros festivales como los de Cannes, Berlinale y San Sebastián.

Para cualquier festival la ubicación es clave. Vive Latino continúa en el Foro Sol para lograr albergar hasta 70 mil asistentes por día. Según Escobar, "la relación entre el Cervantino y Guanajuato es una unidad que lo hace único e indivisible" y más cercano a sus habitantes.

Y en cuanto al FICG, Trujillo admite que la ubicación ha moldeado el carácter del festival; comenzó en el Hotel Lafayette, luego se mudó al Hotel Camino Real, después al Hotel Fiesta Americana, y ahora Expo Guadalajara es su sede principal, lo que ha propiciado su accesibilidad a distintas audiencias. "Formar públicos en un festival es formar comunidad", opina el director.

Conciencia y cultura

Sánchez comparte que su trabajo con OCESA es la búsqueda de nuevos talentos para impulsar y crear industria. "Parte de lo que hago es buscar y desarrollar bandas que en algún momento puedan llegar a cubrir esos espacios que alguna vez dejen los Café Tacvba, Zoé y esas bandas consagradas", afirma.

Escobar comparte que este año el Cervantino se orientó a tener un programa dirigido a jóvenes y niños para sensibilizarlos en el arte y la cultura. Además, incluyó por segundo año consecutivo el llamado Cervantino para todos, con la consigna de acercar su programación a poblaciones de escasos recursos de Guanajuato.

Acerca de la muerte del estudiante del Centro Universitario de Los Lagos, de la UdeG, en el marco del festival, la directora de planeación subraya el interés del festival en el esclarecimiento de la situación y en propagar la paz por medio de la gestión cultural.

"Creemos que el arte y la cultura pueden mejorar la sociedad, y en la medida en la que participen las personas, podremos realizar un cambio social", afirma.